UN PRESIDENTE A SALVO DE LOS CIUDADANOS.

¿Cómo los ciudadanos cubanos pueden cambiar al presidente?, .

IDEOLOGÍA OCIOSA.

Y ahora cuál es el plan.

LA DERIVA FASCISTA DE LOS PAÍSES COMUNISTAS.

Cuando el comunismo incorpora una economía capitalista.

BLOGMAILING? ALTERNATIVA PARA BLOGUEROS CUBANOS SIN INTERNET.

Como navegar usando el correo como única opción.

EL DIPUTADO SE LLAMABA CUADRO.

La teatralidad de ser diputado en Cuba.

CUBA A MANO ALZADA: ESTO ES UN ATRACO.

En Cuba el voto a mano alzada o secreto, no es la cuestión: el predelito.

CUBA: MINORITY REPORT.

En Cuba se condena antes de delinquir: el predelito.

FUERA DE LA LEY.

Cuánto Estado hay fuera del Estado.

CUBA ANTE LA RSC: OTRO EMBARGO?.

Cuba ante el riesgo de una nueva ética empresarial.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Otros códigos, misma dictadura.

Último Jueves, espacio de debate de la Revista Temas.
En las primeras décadas de la revolución toda persona que no respondiera al canon sobrevenido con la nueva ideología estaba en la cárcel o en campos de trabajo para “reformarse”, miles de cubanos padecieron aquellas prácticas tan categóricas. Utilizar ese patrón histórico para medir el comportamiento actual del régimen en relación con sus ciudadanos no es posible, el régimen ha modificado sus códigos adaptándolos a las nuevas circunstancias. Si antes eran miles los presos políticos y hoy son “solo” cientos, la diferencia, a pesar de tener una sociedad diferente- más descreída y menos vivida en las transformaciones revolucionarias con nuevas generaciones-, radica en ese nuevo “know how”. Los periodistas independientes, Damas de Blanco, activistas, opositores, disidentes y reformistas, entre otros, son reprimidos, no podía ser de otro modo tratándose de una dictadura, pero no están todos en la cárcel.
Recientemente, en el marco de un debate organizado por una revista cubana financiada por el Ministerio de Cultura, hubo un intercambio entre activistas políticos contrarios o desafectos al régimen y funcionarios gubernamentales. No fue el primero ni será el último encuentro de este tipo en Cuba, ya desde finales de los años 80, a raíz de la perestroika, en los ámbitos culturales y académicos sucedían eventos similares, de mayor o menor calado crítico con la ortodoxia oficial. Parte de la opinión publica cree ver en estos sucesos señales de cambio para luego constatar al pasar los años que todo sigue igual que siempre.
La permisividad del gobierno con la crítica y su aparente distensión   represiva, incluso en el terreno puramente político,  responde a una estrategia de contención y acotación. Lo que sucede en un recinto cerrado,  plaza, patio, y hasta una calle, no tendrá ningún impacto en el resto de la población que permanecerá al margen, esto es posible con el absoluto dominio sobre los medios de información. En cuanto esa crítica se desborda del marco de control se reprime a la vieja usanza, entonces los medios sí divulgan su propia versión ya con los protagonistas demonizados y caricaturizados sin el mensaje crítico que les precedía. Incluso la acotación de sucesos puede ser sofisticada, y en lugar de un mal trago del oficialismo, casi clandestino, se usa para dar una imagen positiva entre los que si pueden mirar, como son los medios extranjeros. En este sentido de aislamiento, el intercambio de ideas opuestas, presunto germen de una muda democrática tampoco suma adeptos en su modalidad presencial, por falta de divulgación y otras adversidades; al final los asistentes y protagonistas funcionan como una nueva farándula, son siempre los mismos, todos saben quién es quién y lo que piensan los demás.
Si aplicáramos el patrón antiguo para analizar esta realidad caeríamos en un error de bulto, considerar que todos son parte del sistema y este los utiliza como figurantes de una nueva puesta en escena; o interpretamos que el régimen está mutando hacia mayores libertades, a remolque de la sociedad o a trompicones por la pugna de las fuerzas internas del régimen. Los nuevos modales, contención, acotación, estigmatización, y demás, son igual de efectivos si se combinan con la represión de siempre, y la dictadura continúa sin cambiar un ápice   su esencia.
Enrique García Mieres.

jueves, 9 de agosto de 2012

LA VERDAD COMUNISTA DE UNA MENTIRA CASTRISTA



Todo lo que sirve a la causa del Partido Comunista es absolutamente moral”.
Lenin.



Sabemos que la Revolución cubana de 1959 que prometía justicia social y recuperar la normalidad constitucional fue traicionada por sus lideres, cuando estos decidieron unos meses después ampararse en el comunismo soviético para resistir las hostilidades y reacción de los intereses creados en el régimen precedente. Este cambio de rumbo, aparentemente circunstancial, frustró las expectativas de parte de la sociedad que pasó instantáneamente a ser considerada contrarrevolucionaria en la medida que el gobierno se apropió del término Revolución para nombrar al Socialismo comunista que se instauraba.
Siempre hubo controversia a la hora de valorar si  esta transformación fue realmente circunstancial o había una agenda oculta a desarrollar con nocturnidad y alevosía, confusión alentada por el propio gobierno que juró y perjuró en numerosas ocasiones que no eran comunistas y que tales acusaciones eran puras calumnias. Pasados los años cuando el Socialismo ya fue una realidad plena y se impuso una visión teleológica de la historia, el oficialismo pretende una narrativa histórica coherente, sin fisuras ni lagunas, que supere aquel inicio revolucionario aunque para ello tenga que mentir o sin ningún pudor contar que efectivamente engañar al pueblo era un camino necesario.

En este sentido son las palabras de Fidel Castro en su libro La victoria estratégica: “La mayoría de los revolucionarios antimachadistas o antibatistianos de los años 30 se habían vuelto pseudorrevolucionarios. El único partido que poseía una visión revolucionaria era el comunista pero estaba aislado. De ahí que era preciso lanzar un programa revolucionario por fuera de ese partido para ganar a la mayoría de la población y luego conducir un cambio revolucionario por la vía socialista."  Es discutible suponer falsedad en todas las fuerzas políticas que se autodenominaban revolucionarias durante el periodo republicano, pero considerar que el partido comunista era depositario de la autenticidad revolucionaria es una ficción tendenciosa y faltar a la verdad. Es comprensible que el régimen castrista quiera inventarle semejante pedigrí  al partido comunista que a fin de cuentas es la  marca comercial autorizada  para operar una franquicia soviética, pero por mucho que se empeñe los hechos históricos son los que son.

El partido comunista cubano, una embajada de la Comintern  en la isla, siempre fue una fuerza política posibilista que alternaba entre sumarse a las revoluciones hechas por otros- cuando no las entorpecía para sacar alguna ventaja- y participar de las instituciones para medrar dentro de ellas, sin ningún tipo de escrúpulos y desde luego sin enarbolar la bandera de la revolución. Se pueden relatar someramente una serie de acontecimientos para ilustrarlo y que, faltaría más, son olvidados por la historiografía oficial. Casi en su estreno los comunistas expulsan a Julio Antonio Mella del partido cuando este inicia una huelga de hambre  en la cárcel exigiendo su libertad y la de sus compañeros, huelga seguida a diario por toda Cuba en la prensa y que despertó tanto la solidaridad popular como la de intelectuales, políticos y hasta congresistas, pero al partido no le gustó semejante albedrío revolucionario. En los últimos días de Machado, cuando ya estaba contra las cuerdas acosado por obreros, estudiantes, conspiraciones  y demás fuerzas de acción revolucionarias  el partido comunista en manos de Villena se le ofrece al tirano para detener la huelga obrera a cambio de su legalización y otras ventajas políticas, aunque  en la posterior autocrítica  a este suceso se le llamó el “error de agosto”  tal actitud ya apuntaba hasta dónde era capaz de llegar el partido y cuánto tenía de revolucionario; y así fue que poco tiempo después se opuso al gobierno revolucionario de Grau y Guiteras, a pesar de que este tomase las medidas más progresistas que se habían visto en el país, contribuyendo a su caída desde posiciones radicales, y convirtiéndose en un aliado involuntario de la reacción en dicha faena.

Pocos años después de la revolución del 33 ya no hubo casualidad circunstancial, esta vez el partido comunista se acerca al hombre fuerte del gobierno, Batista, que de repente dejó de ser considerado un “traidor al servicio del imperialismo”  para convertirse en su aliado político durante las tres próximas citas electorales. A la vera de Batista consiguió su legalización, controlar los sindicatos, desarrollar medios de comunicación en prensa y radio, ganar delegados a la asamblea constituyente, congresistas, senadores, el gobierno en el año 1940 con dos ministros en esa legislatura. Es la época en que se pueden leer editoriales como estos: “Fulgencio Batista y Zaldívar, cubano cien por cien, celoso guardador de la libertad patria, tribuno elocuente y popular, llegará al más alto cargo de la Nación como un formidable reconocimiento de su actuación recta y como la demostración evidentísima del sentir y del pensar de nuestro pueblo” (periódico comunista Hoy, 14 de Julio de 1940). O este otro: “Batista Presidente y Marinello Alcalde son las piedras angulares en que descansa la fe y el porvenir del sufrido pueblo cubano. Ellos son las manecillas de un reloj que marcan la hora de las reivindicaciones patrias” (Hoy, 13 de Julio de 1940).

En esas elecciones de 1940 hubo serias acusaciones de fraude, pero los comunistas ganadores en la coalición batistiana no se dieron por aludidos: “El Coronel Batista ha sido electo presidente de la Republica por una mayoría  abrumadora de votos. El resultado de las elecciones del Domingo no podía sorprender sino a aquellos ilusos que sobrestimando sus propias fuerzas fueron incapaces de interpretar el verdadero estado de conciencia popular…. es el triunfo de una política de progreso, es el triunfo del pueblo de Cuba” (Hoy, 16 de Julio de 1940). También había sitio en la prensa comunista para la lealtad: “Los únicos hombres leales a la plataforma de Batista son los que militan en Unión Revolucionario Comunista. J Marinello”  (Hoy, 14 de Febrero de 1941); y la adulación: “Celebra hoy su onomástico , el Honorable Presidente de la Republica, Mayor General Fulgencio Batista y Zaldívar, gobernante de profundas raíces populares, de arraigados principios democráticos, el Mayor General Batista conduce a la patria por el camino de la dignidad Nacional y el progreso”  (Hoy, 16 de Enero de 1944). En las siguientes elecciones de 1944 con Carlos Saladrigas, ex primer ministro de Batista, como candidato se repite la alianza electoral: “El Partido Comunista cree que Saladrigas será el continuador de la MAGNA OBRA DE BATISTA” (Hoy, 13 de Mayo de 1944); pero las perdieron.

Perdedor de esas elecciones no crean que el partido mantuvo su lealtad batistiana para ejercer la oposición, el gobierno vencedor de Grau no contaba con mayoría en el congreso y los comunistas acudieron en su auxilio, ofreciéndoles su apoyo a cambio de que Marinello ocupase la vicepresidencia del Senado. ¿Esta es la historia de una fuerza política auténticamente revolucionaria como refiere Castro? quizás, en la acepción particular del término que debe tener el régimen revolucionario; quizás, entendiendo el oportunismo como la virtud de más peso en su criterio. Y si Castro pretendiera narrar el comunismo a partir de que él ya aparece como figura destacada en el acontecer político de Cuba, también tendría que mirar hacia otro lado para disimular que el partido comunista calificó el asalto al cuartel Moncada, el mito fundacional del régimen actual, de Putch: “El camino escogido por Fidel Castro y sus compañeros es falso. Nosotros, que apreciamos su limpieza moral y que estamos convencidos de su honradez, tenemos que decir que el putch, que la acción armada desesperada y con categoría de aventura, no conducen a otra cosa que al fracaso, al desperdicio de fuerzas, a la muerte de su objetivo. Tenemos que decir eso, y convencer a esos jóvenes, y a todos los jóvenes que piensan como ellos, que el camino es el de la lucha de masas y la acción de masas.”  (Carta Semanal No 16, 20 de Octubre de 1953); o ante el hecho de que  los comunistas se desmarcan de la huelga general del 9 de Abril de 1958, convocada por el propio Fidel para darle la puntilla definitiva a Batista. Haría falta mucho fingimiento para olvidar la verdadera historia del partido comunista cubano y aun así considerarlo el paradigma de la visión revolucionaria.

Enrique Garcia Mieres.

martes, 12 de junio de 2012

UN PRESIDENTE A SALVO DE LOS CIUDADANOS.

Si el sentimiento de opresión en los países
totalitarios es, en general, mucho menos agudo que lo que se
imagina la mayoría de las personas en los países liberales,
ello se debe a que los gobiernos totalitarios han conseguido
en alto grado que la gente piense como ellos desean que lo
haga.
Camino de Servidumbre.
F.A. Hayek.

¿Cómo los ciudadanos  pueden cambiar al presidente?, parece una perogrullada  que merece  una respuesta trivial: eligiendo a otro para el cargo. Pero si  reformulamos la pregunta dirigida a los ciudadanos cubanos, entonces la respuesta adquiere un cariz insólito: no  pueden. No solo porque se trate de una dictadura que a fin de cuentas  acostumbran a trampear  resultados electorales para perpetuarse, provocando una voluntad fatalista de impotencia en la ciudadanía, sino porque sencillamente los cubanos carecen de tal atribución: no pueden cambiar al presidente.

En un sistema parlamentario, y el cubano pretende serlo, el jefe de gobierno es elegido de forma indirecta por los ciudadanos que votan por los diputados al parlamento, y estos a su vez eligen al presidente. En Cuba existe una variante de este proceso que lo hace aun más indirecto, el parlamento nombra a un consejo- Consejo de Estado, una elite parlamentaria, - que finalmente es quien elige al jefe de Estado. Visto así parece que no hay graves inconvenientes en que finalmente la voluntad popular se materialice, un escalón más o menos tanto da. El problema comienza en dar por sentado que el sistema siempre contempla esa “voluntad popular”, el deseo sobre que programa político  quieren los ciudadanos y la persona que debería liderarlo. En otras palabras, que los diputados elegidos sean portadores de un contenido afín a la voluntad de sus votantes.

Pero en Cuba no ocurre de ese modo, los candidatos al parlamento no pueden postularse con programa alguno, ni los ciudadanos eligen entre propuestas políticas particulares o partidistas; se escoge entre los candidatos a partir de sus biografías y  currículos profesionales para que ocupen un escaño en el parlamento, y cumplan la función y  tramites que les tiene reservada la cámara baja (en Cuba no hay Senado), es decir un funcionario ( el diputado al tomar posesión de su cargo se convierte en cuadro del Estado) vacío de contenido. Esto provoca que en el parlamento no se reproduzca a la sociedad civil mediante sus representantes, no hay que resolver diferencias ni escoger entre afinidades.

Ante este panorama qué sentido tendría contabilizar diputados favorables o contrarios, buscar un denominador común entre los programas electorales- en Cuba no están permitidos los partidos políticos que aglutinan diputados entorno a un  proyecto común-, establecer alianzas políticas que culminen en mayorías necesarias para gobernar. Ningún sentido, y por eso el parlamento levanta la mano de modo unánime para formalizar lo predestinado. Tampoco lo tiene intentar una moción de censura, porque a qué opción le restas diputados y a cuál le sumas si no hay opciones programáticas en el parlamento.

La única posibilidad, radical y surrealista, para que la ciudadanía  pueda cambiar al actual presidente de gobierno es pretender que no consiga un escaño en el parlamento,  convencer  a los electores del remoto pueblecito por el que se ha presentado siempre para que no le voten, que renuncien a su folclore, orgullo de elegir al eminente diputado. Apartado ya de la voluntad popular, el gobierno local de ese pueblo puede revocar al diputado (artículo 6, Ley No 89), pero eso ya es demasiada temeridad.

¿Son conscientes los ciudadanos cubanos de que no pueden cambiar al presidente? Es como preguntar el grado de conciencia que hay en la inercia. Inercia que viene de los diecisiete años previos a la constitución comunista actual, durante los cuales el pueblo cubano jamás  fue consultado sobre  el sistema político ni el jefe de gobierno, una rutina fatalista que no ha hecho más que institucionalizarse.

martes, 22 de mayo de 2012

Ideología ociosa.

Los jóvenes cubanos que aún defienden a la Revolución en un ámbito controversial con adversarios ideológicos suelen recurrir compulsivamente al pasado de sus padres y abuelos, no solo para justificar   el mito fundacional revolucionario del que se consideran deudores, también  para explicar su techo, de como hubo una vez, cuando las circunstancias geopolíticas eran favorables- en Román Paladino cuando llovía dinero soviético-  se alcanzó la cima del bienestar socialista (en realidad un estado del “regularestar”). En todo  caso no se perciben, entre otras cosas porque no lo son, como protagonistas de hechos “gloriosos” presentes o venideros. Esto los convierte en jóvenes regresivos, en contraposición a la actitud transformadora y progresista de la que se sentían participes sus padres que entonces construían una utopía, o distopía a la vista del resultado final. Los jóvenes de ayer, por decirlo de alguna manera materializaban su ideología en aquellos planes maestros que diseñaban sus líderes, estaban ocupados haciendo cosas aunque fuesen delirantes. Los cubanos de hoy  viven con una ideología ociosa, habitando las ruinas de aquellas obras.

Hannah Arendt en Los orígenes del totalitarismo describía algunos rasgos de estas ideologías: el pensamiento ideológico se torna emancipado de la realidad que percibimos con nuestros cinco sentidos e insiste en una realidad «más verdadera», oculta tras todas las cosas perceptibles, dominándolas desde este escondrijo y requiriendo un sexto sentido que nos permite ser conscientes de ella. Este sexto sentido es precisamente proporcionado por la ideología, ese especial adoctrinamiento ideológico que es enseñado por las instituciones docentes establecidas exclusivamente con esta finalidad, la de preparar a los «soldados políticos». Ese sexto sentido y la realidad “más verdadera” que anulaba los sueños personales o los trastocaba en colectivos eran un motor para la vida del revolucionario.

Pero qué pasa hoy cuando ya no hay planes quiméricos que den sentido a la cotidianidad, ni recursos financieros caídos del cielo comunista, que proveía con religiosa puntualidad, para iniciarlos. Cuando el líder “profeta” ya no interpreta el pasado, presente y futuro para conseguir de un modo inevitable, siguiendo sus propias reglas, que esas profecías se autorrealizaran. Pasa que los revolucionarios se quedaron huérfanos de sueños colectivos, sin tareas ni encomiendas más allá del ritual y la liturgia, con una ideología huera de contenido efectivo. Y lo acepten o no, solos, con sus anhelos particulares que el sistema en ruinas ya no solicita. El propósito de la educación totalitaria nunca ha sido inculcar convicciones, sino destruir la capacidad para formar alguna ( Arendt, idem).

Enrique García Mieres.

KX87U9V4P6HY

lunes, 7 de mayo de 2012

La deriva fascista de los países comunistas.

Vivimos unos tiempos en los que todo se concibe y percibe  en clave económica, y fuera de ahí lo demás parece no existir. En tal sentido las nuevas-o no tanto- realidades políticas en países como China o Viet Nam con regímenes  comunistas que han implantado una economía de corte capitalista son consideradas por la comunidad internacional con apelativos, fuera del debate doctrinal, que constituyen verdaderos casos de oxímoron: “Capitalismo de Estado” o “Socialismo de Mercado”. Nótese que para consumo de socialistas, propios o extraños, lo de capitalismo y mercado tienen un tono peyorativo y por lo tanto hay que acompañarlo de palabras supuestamente laudatorias como Socialismo o  Estado. Con esta designación asentada en el ámbito exclusivamente económico la gente parece darse por satisfecha, como si no hiciera falta mirar más allá. Los que sí lo hacen y encuentran que no se trata de ordinarias dictaduras  privatizando empresas, sino de la incorporación de la propiedad privada y las prácticas económicas capitalistas a un sistema totalitario, recuerdan que ya conocíamos un nombre para algo así: fascismo.

Quizás sea conveniente hacer un poco de memoria sobre los dos grandes totalitarismos del siglo pasado: comunismo y fascismo. A pesar de ser antagónicos e irreconciliables es preciso recordar que ambos se ofrecieron como la única alternativa posible para superar  al capitalismo burgués y liberal: “El trabajador en un estado capitalista no es visto como un creador, sino como una máquina, un número, una rueda en la máquina, sin sentimientos ni razón. Está alienado de lo que produce. El trabajo es la única manera de sobrevivir, no un camino para mayores bendiciones, no un placer, no algo de lo que estar orgulloso, satisfecho. Somos un partido de trabajadores porque vemos que se aproxima la batalla entre finanzas y trabajo, el principio del final de la estructura del siglo XX. Estamos de lado del trabajo y contra las finanzas. El dinero es la vara con que mide el liberalismo, el trabajo y el talento del estado Socialista. El Liberal pregunta: ¿Qué eres?, el Socialista pregunta: ¿Quién eres? No queremos hacer a todas las personas idénticas, tampoco queremos niveles sociales, alto y bajo, por encima y por debajo”. La cita no era de un marxista sino de Goebbels en el discurso “Por qué somos Nacional- Socialistas”.

Si nos ahorramos describir todo lo que tuvieron de horrible y grotesco ambos sistemas durante su recorrido histórico, a pesar de sus pretensiones doctrinales, retóricas y delirios caudillistas, y sólo  reparamos en el resultado final de su modelo de Estado tan similar en ambos casos: unicidad partidista y sindical, ideologización de la sociedad encuadrada en organizaciones de masas al servicio de la identidad Estado-partido-gobierno-pueblo, y demás rasgos totalitarios en prensa, justicia, doctrina, seguridad, etc. Se puede recordar que las diferencias, en forma de reproches comunistas, eran relativas a cuánto se desmontaba del sistema capitalista precedente. El comunismo lo desmantela por completo, el Estado queda como depositario absoluto de la propiedad y los intereses de clases, que ya no tendrán que reivindicarse  porque la burocracia estatal se hará cargo de velar por la “justicia” social. Mientas el fascismo, que se definía como la tercera vía entre capitalismo y comunismo, creaba el estado corporativo con una economía dirigida donde se “armonizaban” los intereses de trabajadores y burguesía, bajo control del Estado y al servicio de este. Así la burguesía consentida que pasaba el filtro ideológico  se incorporaba a la elite privilegiada junto a la burocracia del Estado. Los dos sistemas asignan de modo coactivo lo que es “conveniente” al trabajador sin opciones de protestar.

 Los países comunistas que se transforman hacia una economía mixta, de capital público y privado, están desandando el camino situándose en una tercera vía intermedia semejante a los fascistas. Esta vez creando de la nada esa burguesía fiel que acompaña a la élite burocrática, y que dispone de una clase trabajadora obediente y “armonizada” ideológicamente. Es un error de percepción- ingenua o interesada- considerar que estamos ante una transición paulatina hacia un régimen capitalista y democrático, porque esto conlleva a que se evalúen dichas transformaciones  en la medida que se avanza en la buena dirección. Pero no es así, la supuesta transición es un fin en sí misma, hasta alcanzar todo el capitalismo que el sistema comunista pueda digerir sin perder su naturaleza totalitaria que es la que garantiza el poder a la nueva élite, partidista y capitalista. De no gozar de tan mala prensa, algunos ya se habrían apurado en llamar al conocido modelo chino  como “Fascismo del siglo XXI”.

Enrique García Mieres.

jueves, 26 de abril de 2012

Blogmailing? Alternativa para blogueros cubanos sin Internet.

La empresa de telecomunicaciones cubana ETECSA proveedora de Internet responde a la pregunta de qué personas pueden solicitar sus servicios del siguiente modo: el servicio de acceso a Internet se oferta a personas jurídicas y a personas naturales extranjeras con residencia temporal o permanente en Cuba. Por el momento este servicio no se oferta a las personas naturales cubanas o extranjeras residentes en el exterior que vengan de turismo a la isla (estas deben acudir a las salas de navegación), ni al sector residencial cubano. Estas circunstancias fatídicas limitan la conexión a la web social que tanto contribuye a la descentralización de ideas y cuyas ventajas en palabras de Benito Castro se pueden resumir así: estar trabajando en un sistema abierto y participativo es garantía de poder desarrollar mejor el talento, lo contrario que ocurre en una organización que se caracteriza por condicionar los cauces para la participación y la regulación extrema de la misma en función de las relaciones de poder. En Cuba la tenencia de un blog se reduce a los que consiguen “enchufarse” a la red, dejando en el camino a muchos con genuina vocación o necesidad de expresarse pero no pueden superar semejante inconveniente.

Otro grupo de cubanos más numeroso que el de internautas- sin dejar de constituir una minoría de la población- lo forman aquellos que disponen de una cuenta de correo electrónico en redes locales y que pueden enviar y recibir mensajes fuera de la Intranet. Con algo de ingenio, y un poco de solidaridad sería posible llevar el fenómeno blogger a este colectivo. Teniendo en cuenta que el correo sería la única herramienta disponible es necesario encontrar el modo de acceder a los contenidos- navegar en Internet- y disponer de ayuda para el registro y administración de los blogs: una mano solidaria.

. NAVEGAR VIA MAIL

Existen varias alternativas para acceder a una página web utilizando el correo electrónico pero básicamente todas funcionan de un modo similar, se envía la solicitud a quien ofrece el servicio, obteniendo como respuesta un archivo adjunto con el contenido en diferentes formatos.

Janwagemakers: se envía un correo a www@janwagemakers.be y en asunto, no en el cuerpo del mensaje que se deja vacío, se utilizan diferentes comandos según lo que se desea.
Send txt http//…….. (dirección web completa). Se recibe solo el texto de la web, si se usa send pdf el resultado es un archivo con esa extensión. Para obtener la página completa en un archivo comprimido el comando es send zip , en tal caso se descomprime en una carpeta y hay que abrir el index.html con cualquier navegador, si hubiese más de un archivo index hay que fijarse en el de mayor tamaño.

Rumkin: se envía un correo a webpage@rumkin.com y al igual que el anterior los comandos van en el asunto del correo. Con el comando webpage seguido de la dirección web el resultado es un archivo zip con la pagina completa y se hace igual que antes pero es posible que en lugar de llamarse index.html tenga el título de la web con esa extensión. Otra opción de este sistema es que permite hacer búsquedas en Internet poniendo en el asunto el comando search seguido de las palabras claves, la respuesta contiene los primeros cincuenta resultados.

Web2PDF: Este servicio en su versión online convierte cualquier pagina en un archivo pdf, y lo mismo se puede conseguir por correo, enviándolo a submit@web2pdfconvert.com en el asunto se escribe convert y esta vez la dirección se introduce en el cuerpo del mensaje. El resultado es de calidad y con un tiempo de respuesta insuperable, un inconveniente podría ser que el tamaño del archivo es algo mayor que los anteriores en su opción zip.

Flexamail: Este es el único que necesita de registro previo, por lo que es necesario conectarse al menos una vez a Internet, a cambio ofrece unas prestaciones superiores, como asociarse a cuentas de Twitter y Facebook, entre otros. En lugar de usar comandos funciona con diferentes cuentas de correo para cada tarea: www@flexamail.com para navegar al modo de los anteriores sistemas, google@flexamail.com para realizar búsquedas, pdfwww@flexamail.com descargar páginas en pdf; y asi más de veinte opciones. También ofrece 250 megas de disco virtual para compartir archivos descargados de la red. Destacaré las opciones relacionadas con Twitter por ser una red tan popular entre los blogueros cubanos. Con tweet@flexamail.com se puede escribir un tweet que aparecerá inmediatamente en la cuenta asociada, con tweetpic@flexamail.com lo mismo pero con una imagen, twitter@flexamail.com permite seguir la actividad de la cuenta, en el asunto del mensaje se puede indicar el número de tweets hasta un máximo de doscientos, si se deja en blanco manda veinte por defecto.

. BLOGMAILING

Una vez superado los obstáculos a la navegación, el siguiente paso para los internautas es dejar de ser un sujeto pasivo e interactuar en la Web 2.0 como creadores de contenidos. En el tema que nos ocupa, los blogs, hay una solución sencilla para crear espacios donde publicar usando el correo sin necesidad de conexión a Internet, se llama Posterous y desde hace pocas semanas pertenece a Twitter. Basta enviar un mensaje a post@posterous.com para que se genere un blog completamente funcional de apariencia minimalista. El subdominio es aleatorio y comienza con las primeras letras de la dirección de correo, el texto del asunto aparecerá como título del post; por ejemplo: http://un-mx8om.posterous.com . Admite archivos adjuntos que aparecen incluidos en el artículo, con una apariencia muy vistosa, sean fotos o archivos multimedia que se visualizan en el propio post, los enlaces multimedia aparecen con un reproductor propio: http://enrique-f77vv.posterous.com . A través del correo poco más se puede hacer, para conseguir un subdominio personalizado y acceder a todas las opciones propias de un blog es necesario conectarse a Internet. En este cometido es donde se puede apelar a la solidaridad de otros internautas altruistas que colaboren con el bloguero en ciernes.

Inspirados un poco en la filosofía del crowdfunding, también llamado micomecenazgo, de acercar a las personas para que colaboren entre sí, es posible desarrollar plataformas que funcionen como bancos solidarios. Pero en lugar de financiación para sacar adelante proyectos, lo que se necesita es un poquito de tiempo y buena voluntad para administrar el blog de alguien que no puede por carecer de acceso a Internet. En las webs hechas con ese fin, los proto-blogueros pueden publicar su demanda de asistencia para iniciar un blog acompañada de una breve descripción del proyecto. La idea es sencilla poner en contacto a creadores de contenido con colaboradores, que no tienen que ser necesariamente otros blogueros porque abrir un blog es algo muy sencillo e intuitivo. La asistencia al bloguero puede llegar de cualquier sitio o de una base de datos con colaboradores adscritos a la iniciativa. Para incentivar el uso del correo electrónico como alternativa se pueden crear comunidades de blogs hechos de este modo, que bien se podría nombrar Blogmailing.

jueves, 12 de abril de 2012

El diputado se llamaba Cuadro.

Cuando el pintor cubano Pedro Pablo Oliva fue cesado de su cargo como delegado en la Asamblea Provincial del Poder Popular, parlamento provincial, descubrimos que los diputados podían ser revocados por causas ajenas a las contempladas en la ley que existe a tales efectos. En la Ley Nº 89 sobre la revocación del mandato de los elegidos a los órganos del poder popular se aclara que este procedimiento es independiente de cualquier otro en materia penal, civil o administrativa; y que se puede proceder atendiendo a las siguientes causas: incumplimiento reiterado de las obligaciones derivadas del mandato conferido; incurrir en hechos que lo hagan desmerecer de buen concepto público; y manifestar una conducta incompatible con el honor de ser representante del pueblo en un órgano del Poder Popular.

Aunque se use un lenguaje poco preciso, esta vez por raro que parezca no se alude a términos como socialismo o revolucionario que suelen actuar como filtros ideológicos que separan lo adecuado de lo incorrecto, o lo permitido de lo prohibido, en todas las normas jurídicas cubanas , comenzando por la propia Constitución. ¿A que parece una errata o lapsus de los legisladores? Pero no, más bien se trata de soslayar- o aplazar, como se verá más adelante- el baremo ideológico en beneficio de las apariencias, teniendo en cuenta que se trata de diputados elegidos por el pueblo con la diversidad de criterios que esto supone. Esto no quiere decir que los diputados estén exentos de la fiscalización ideológica ni de sufrir sanciones si deciden ir por libre, existe un plan B: a la vez que el delegado adquiere su condición de representante popular en las diferentes asambleas es considerado un cuadro del Estado, y por lo tanto tiene que someterse a otra normativa ajena al reglamento parlamentario y la soberanía popular. El Código de Ética de los Cuadros del Estado es el complemento normativo que permite al gobierno mantener el control ideológico sobre los diputados.

Este código compendia las cualidades que se le suponen al cuadro revolucionario, honesto, sincero, comprometido, disciplinado, discreto, entregado, y demás; un autentico dechado de virtudes entre las que no podía faltar la endogamia ideológica. Textualmente se expone así: basar las relaciones de amistad en la coincidencia de los principios y en la moral revolucionaria; no establecer jamás vínculos de este tipo con elementos detractores de la Revolución. Un asunto difícil de compatibilizar si el diputado es precisamente un opositor al régimen, en teoría, una conjetura probable; en la práctica, se hará todo lo necesario- ya hay precedentes - para evitar esta coyuntura. Un cargo electo por el pueblo que no pueda ejercer su función al no ser apto para Cuadro del Estado.

En el Decreto-Ley 196/99 se estipula que cuadros son aquellos trabajadores electos o designados para ocupar cargos en la función pública, organizaciones económicas o presupuestadas del Estado, y del Gobierno. No es casualidad que los diputados tengan la misma consideración que los funcionarios, porque para el gobierno son lo mismo. En este sentido la doble condición de cuadro y delegado pone las cosas en su lugar, aunque sean cargos electos están sujetos al gobierno; no vaya a ser que el pueblo se equivoque eligiendo o el diputado se descarríe. Y para destacar que no están al mismo nivel jerárquico sino que la condición de diputado se supedita a la de cuadro que sirva el ejemplo de Pedro Pablo Oliva donde la “infracción” del código- haberse expresado en medios disidentes y entablar amistad con desafectos al gobierno- fue suficiente para la revocación, a pesar de estos supuestos no estén contemplados en el reglamento parlamentario.

El escritor Javier Marías en El Horror Narrativo apuntaba que en las narraciones lo último se aparece siempre como lo verdadero y aún peor como lo configurador. Algo así debió comprender el diputado pintor al final de su truncada trayectoria política, lo verdadero era su condición de cuadro.

Enrique García Mieres.

martes, 28 de febrero de 2012

CUBA A MANO ALZADA: ESTO ES UN ATRACO.

Los recientes movimientos sociales conocidos bajo la etiqueta de “indignados” han puesto de actualidad noticiosa al sistema asambleario y el voto a mano alzada como métodos para el debate colectivo y la toma de decisiones, hay algo lúdico y enriquecedor en estas reuniones donde los participantes perciben que su voz y voto cuenta para la comunidad. También se pueden leer noticias sobre colectivos que reniegan del voto a mano alzada como los estudiantes de un instituto de enseñanza secundaria español que dicen sentirse coaccionados y solicitan hacerlo en secreto para votar los acuerdos del claustro de profesores; o los que fueron aún más lejos y acudieron directamente a la justicia para abolir esta práctica, que es el caso de unos mineros mexicanos que llegaron hasta la corte suprema con sentencia a su favor: A partir de ahora podrán decidir mediante voto secreto y, en particular, los mineros de dicha cooperativa esperan que los tribunales federales y del trabajo conviertan pronto esta jurisprudencia en sana costumbre laboral para desterrar de una vez por todas el voto a mano alzada, que fue un mecanismo de sometimiento en contra de los trabajadores. En Cuba no existe tal debate sobre la conveniencia o no del voto secreto, incluso en el proceso electoral a las asambleas (parlamentos) municipales y provinciales está regulado en la ley que especifica cómo el voto a los candidatos propuestos  ha de realizarse a mano alzada. Cabe preguntarse si este ejercicio electoral asambleario además de  inconvenientes como coartar la libertad de elegir en privado, ofrece alguna ventaja sobre la transparencia del proceso haciendo más difícil su manipulación.  Juzguen ustedes después de leer cómo se las gastan las autoridades cubanas.

En una entrevista a Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento nacional) cuando le preguntaron si los opositores tenían algún obstáculo para presentarse a las elecciones municipales respondió: en este mes de Septiembre en que la gente se reúne en todas partes, en todos los barrios del país y propone a quien le dé la gana, aunque se llame Oswaldo Payá o Martha Beatriz Roque… el que sea. Si tiene los votos va a ser candidato. Mira Edmundo, cómo puede ser candidato un individuo que no tiene ni a una sola persona dispuesta a decir que quiere que sea elegido, hay que suponer que cualquiera tiene, por lo menos, un sobrino, un amigo- para continuar en otra respuesta-  que se deje de tanta bobería y que se busque a un amigo, a un vecino y que lo propongan allí… Ahora, los votos no se los vamos a buscar nosotros, que se los busquen ellos a ver si los consiguen. Parece un mecanismo bastante sencillo donde basta con ser postulado y conocido en la vecindad para ser elegido candidato, no se puede hacer campaña porque está prohibido en la ley electoral. Es lo que hicieron los vecinos habaneros de la barriada de Cambute en el año 2007, propusieron como candidato al activista por los derechos humanos José Luís Rodríguez Chávez.

Cambute es un barrio del municipio de San Miguel del Padrón, una especie de “villa miseria” construida por el Estado para albergar a familias que perdieron su hogar, y que oficialmente se denominan  “viviendas en tránsito”. Allí venía funcionando un grupo de activistas de la Fundación Cubana de Derechos Humanos, que en un principio decidieron solidarizarse con los vecinos para no participar de las asambleas populares y la farsa electoral, ya que hasta la fecha no habían servido para solucionar las graves carencias de servicios que padecen. Después de varios intentos fallidos de celebrar una asamblea, haciendo una campaña intimidatoria, los funcionarios gubernamentales consiguieron organizar una reunión a medida, dirigida por el secretario general del Partido Comunista Cubano (PCC) del municipio, una veintena de vecinos y otro tanto de funcionarios y agentes traídos en autobús para la ocasión, también traían como candidato a un policía de la vecindad. Así funciona el sistema asambleario revolucionario, cuando vienen mal dadas, no pasa nada, para cumplir con el trámite se organiza una asamblea de postizo con vecinos aparentes, y el voto a mano alzada no es ningún impedimento para hacer una demostración de fuerza. Sin embargo esa vez el plan no salió según lo previsto  porque los activistas tomaron la iniciativa, y sorprendieron presentando un candidato que contó con el suficiente apoyo popular. El acto culminó entre insultos y amenazas   para los vecinos. Unos días después se celebraron las elecciones y la historia se repitió, trajeron a medio centenar de funcionarios como” vecinos aparentes” que introdujeron su voto en la urna, quedando finalmente el candidato oficialista como delegado a la asamblea municipal (una especie de concejal sin concejalía). Uno pensaría que este comportamiento alevoso y sin pudor se lo pueden permitir  porque no hay nadie observando, en realidad sí, sucede a la vista de todos, como se vio en Cambute daba igual el voto a mano alzada que en urna electoral.

¿Para qué  hacía falta un uso tan enérgico de la fuerza? Sí, porque antes, durante y después del proceso electoral hubo un despliegue policial descomunal, y el final de la historia acaba unos días después con los principales activistas del bario encarcelados – incluido el candidato, que hoy está desterrado en España - bajo diferentes acusaciones que van desde la peligrosidad predelictiva hasta el desacato. Hubiese bastado con fingir las buenas maneras y que la propia naturaleza del puesto  de delegado municipal – sin ninguna capacidad para influir en la política ni dotación económica que gestionar para su comunidad – consumiera los ánimos del candidato opositor, arrojándolo  a la frustración vecinal; más aún cuando los activistas, conocedores de las limitaciones del cargo electo, consiguieron salirse con la suya: “retratar” la farsa electoral.  Pero el régimen cubano se basa precisamente en su poder omnímodo y no puede consentir una derrota por insignificante que parezca, paradojas de la fragilidad del fuerte.

Fuera de los episodios electorales el sistema asambleario en Cuba- practicado a todos los niveles en la enseñanza y el mundo laboral entre otros -  funciona de un modo similar, haciendo pequeñas variaciones sobre la opinión “autorizada” fuera de la cual es una conducta temeraria, tampoco  hace falta esmerarse mucho en parecer atrevido que el sistema sabe cómo interpretar los pequeños matices y obrar en consecuencia.

Enrique García Mieres.

martes, 7 de febrero de 2012

CUBA: MINORITY REPORT


La célebre película de Spielberg basada en el relato homónimo del escritor de ciencia ficción Philip Kindred Dick tiene como hilo argumental la existencia de una unidad policial capaz de combatir a los potenciales criminales antes de que puedan delinquir, el futuro se puede predecir con la ayuda de unos seres con poderes psíquicos.  Si ponemos en un buscador de Internet la palabra predelictivo, da igual el género o número gramatical que se use, los primeros resultados no están relacionados con esa ficción tan inquietante sino con Cuba, una referencia a la isla, más inmediata incluso que poner  Revolución, Socialismo o Comunismo, que da una medida de la singularidad de esta conexión. Y es que el código penal cubano en el artículo 72 contempla la figura jurídica  de Estado Peligroso: Se considera estado peligroso la especial proclividad en que se halla una persona para cometer delitos, demostrada por la conducta que observa en contradicción manifiesta con las normas de la moral socialista.  Esa proclividad al delito puede sancionarse hasta con cuatro años de privación de libertad.

En Cuba existe la presunción de inocencia, a pesar de no estar incluida en la Constitución- lo más habitual por tratarse de un derecho  de primer orden-, contemplada en la ley de procedimiento penal, artículo 3, del siguiente modo: Se presume inocente a todo el acusado mientras no se dicte fallo condenatorio contra él. Todo delito debe ser probado independientemente del testimonio del acusado, de su cónyuge y de sus familiares hasta el cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad. En consecuencia, la sola declaración de las personas expresadas no dispensará de la obligación de practicar las pruebas necesarias para la comprobación de los hechos. Lo de “todo delito debe ser probado” parece no incluir al “predelito” que ya está demostrado “por la conducta que observa en contradicción manifiesta con las normas de la moral socialista”. Es tan grave predelinquir, que la condena  (hasta 4 años) es mayor que el delito real de desorden público, por poner un ejemplo: puede incurrir en ello quien con un arma o cualquier material explosivo profiera amenazas en público con el fin de crear pánico; entonces se le podrá condenar a un máximo de tres años.

Para rematar tanta arbitrariedad  podemos detenernos en lo de “moral socialista”. No existe un Catecismo socialista donde se recopilen las actitudes y pensamientos pecaminosos o virtuosos, estos son de libre interpretación, pero no por los ciudadanos que podrían equivocarse sin saberlo, predelinquir y en consecuencia  acabar con sus huesos en la cárcel, sino por la autoridad: policías, jueces o fiscales. Su indefinición no es un lapsus del sistema, es su razón de ser, algo que se pueda cambiar sobre la marcha según las circunstancias,  un comodín que lo mismo sirve para reprimir a prostitutas, homosexuales, vagos, maleantes,  opositores políticos o artistas díscolos  entre otros; aunque la conducta social que los define  no este tipificada como delito, pero sí su proclividad a delinquir.

En Derecho uno de los extremos de obligado cumplimiento para no quebrantar la presunción de inocencia es el imperativo para la parte acusadora de presentar una prueba de cargo que determine la culpabilidad del acusado, pero eso cómo se hace cuando el acusado aún no ha cometido ningún delito: se construye pieza por pieza. Cuando una joven pasea con un ciudadano extranjero la policía le toma los datos y si se tropieza con ella en otra ocasión en la misma tesitura ya puede hacerle una “advertencia policial” sobre su estado potencialmente predelictivo, tal y como reza el articulo 75 del código penal. Estas advertencias ya sirven de prueba de cargo para cuando se le acuse formalmente de peligrosidad y se le enjuicie por ello. El procedimiento es el mismo para acosar a homosexuales reunidos en lugares de “ambiente” u opositores  políticos que se junten en un domicilio particular, bastará la delación de algún vecino ante la policía de que allí se trama algo. La peligrosidad social también se adquiere por contagio  si te relacionas con predelincuentes. Una realidad como el estado policial cubano supera con creces la ficción de Minority Report donde los seres con capacidades precognitivas, los Precogs, están en todas partes, visten de color azul y se mueven en patrullas.

Enrique García Mieres.

Anexo: Apuntes sobre lo que puede entender como Moral Socialista. En la sección de Comentarios.


viernes, 20 de enero de 2012

FUERA DE LA LEY

En el neolenguaje que practica el régimen  cubano  términos como Revolución, Cuba, Gobierno, Pueblo, Estado y sus respectivas conjugaciones son intercambiables según convenga al discurso demagógico que emana del poder, y a la necesidad que este tenga de diferenciarse o equiparse al sistema político vigente en otros países. Un recurso nominal para, por ejemplo, reclamar que en Cuba no existe una dictadura pero tampoco una democracia convencional. Otro recurso de la gramática revolucionaria para escamotear su esencia es la adjetivación, allí donde aparece dictadura “proletaria” pierde el sustantivo su significado peyorativo, y si agregan “socialista” a los derechos ciudadanos estos quedan acotados a los intereses del régimen. Con estos requisitos semánticos no es conveniente emprender un debate con los revolucionarios sobre la naturaleza totalitaria del Gobierno-Revolución-Estado-Cuba; así que probemos un enfoque diferente.

Las leyes cubanas, comenzando por la ley fundamental, la Constitución de 1976, están diseñadas para garantizar la supervivencia del régimen, desobedecerlas significa colocarse en la ilegalidad, fuera de la ley, dando por sentado que ilegal no es lo mismo que ilegítimo en el plano moral. Hasta aquí es igual que en una Democracia, salvando las diferencias de contenido en cuanto a libertades, obligaciones y garantías. En apariencia, para los revolucionarios, se trata de un asunto de interpretación, ya que Cuba usa sus propias definiciones, tal y como reflejamos anteriormente sobre el lenguaje revolucionario. En una Democracia el Derecho, la ley, es la base y el límite de la actividad del Estado. Fuera de la ley, del Estado, se encuentra el individuo libre, con la porción  de libertad que no es necesaria comprometer en interés de la convivencia en sociedad,  el tamaño de esa porción en la orilla del Estado es un  indicador del margen de libertad que se tiene aún a pesar de una legislación opresora. Entonces cabe preguntarse cuánto Estado, Gobierno o Revolución hay fuera de la ley o cuánto espacio individual hay fuera del Estado.

La respuesta en el caso del sistema político cubano es evidente: hay muchísimo Estado fuera de la ley, mucho Estado fuera de los límites que tienen las democracias con Estado de Derecho. Sumado al de por sí enorme tamaño del Estado “legal” deja reducida la libertad individual poco más  que a la intimidad, ya que lo colectivo propio de la sociedad civil es parte de ese otro Estado paralelo que también, y por ser frecuente en el uso coloquial cubano, podemos llamar la cosa “oficial”. Ese Estado, sin jurisprudencia que lo avale, ordena y configura la vida de los ciudadanos, lo que tienen que hacer, pensar y decir para poder existir sin contratiempos, coacción o castigo.

En un Estado democrático, y aplicable a cualquier sistema político, existen dos formas conocidas de desobediencia a las normas jurídicas: la objeción de conciencia y la desobediencia civil. Ambas suponen la transgresión no violenta  de una o varias normas sin pretender atentar contra el conjunto. La objeción supone substraerse al cumplimiento de la norma por entrar en conflicto con las convicciones morales o religiosas pero sin intención de derogarla, es un acto íntimo, mientras que la desobediencia es pública y manifiesta, con la vocación política de que se deroguen las leyes en cuestión. En las dos se suelen aceptar la sanción  impuesta por la ley. Cuando la objeción de conciencia está permitida y regulada por la ley, más que objeción debería llamarse opción de conciencia.

Parece lógico pensar que si hay dos Estados en Cuba,  discrepar o enfrentar al que está fuera de la ley no debería tener consecuencias legales, porque no se desobedece ni objeta una norma jurídica. ¿Qué utilidad tendría desobedecer o negarse a participar de ese Estado fuera de la ley, si aún queda el otro Estado con su jurisprudencia opresora? Cuantiosa, porque  sería reducir el régimen a una  burda dictadura policial sin que la sociedad civil le haga el trabajo sucio, porque meter en la norma jurídica todo ese otro Estado, hacerlo obligatorio, no se ha visto jamás en la historia del despotismo, y sobre todo porque la persona por fin podrá desarrollar su individualidad justo hasta la orilla de la ley, y no se tendrá allí, querrá cambiar la ley. Por algo hay que empezar y hacerlo fuera de la ley, no el sentido de ilegal sino sin consecuencias legales, para enfrentar a la parte del Estado que la sobrepasa, es posible y sin riesgo penal.

Enrique García Mieres.

Otras Historias de Cuba

Otras Historias de Cuba
Dilvulgar esas historias sobre Cuba y los cubanos poco tratadas por la historiografía cubana. Enrique García Mieres.
Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More